¿Alguna vez has sentido que tu estado de ánimo te afecta en la relación que mantienes con tu equipo y con tus pacientes?
Si es así, formas parte de la inmensa mayoría de los odontólogos.
Precisamente por eso, vamos a dedicar los próximos minutos a hablar de la gestión emocional en odontología.
Vas a descubrir por qué es una herramienta muy útil que te ayudará a controlar el desequilibrio y a gestionar tus sentimientos.
Esta gestión emocional es esencial en todas las áreas de tu trabajo, pero incide especialmente en un aspecto que determina la viabilidad de tu consulta en el medio y largo plazo.
¿Adivinas cuál es?
Efectivamente, me refiero a las ventas.
Cuando se trata de vender o promocionar un producto, marca o, en este caso, los servicios de tu clínica dental, es indispensable conectar con tu paciente.
Tal vez hayas escuchado esta frase: “si emocionas, vendes”, y no puede ser más cierta.
Si tu paciente te observa inseguro, desorientado o molesto, de inmediato querrá salir de tu clínica y no regresar nunca más.
Por eso es tan relevante tu propia gestión emocional, y la de tu equipo.
Y fomentar la empatía con tu paciente.
Para ello hay un primer paso ineludible:
Necesitas desarrollar tu confianza en ti mismo para lograr que ese paciente que te ha visitado confíe en ti y quiera regresar de nuevo.
Si no recibes la cantidad de pacientes que deseas, hay algo que no está funcionando como debería.
Y, tal vez, la gestión emocional esté influyendo en este resultado indeseado (la falta de pacientes).
Es importante que como profesional domines todas tus emociones y las de tus pacientes.
Para ello, una de las técnicas más efectivas es la inteligencia emocional.
Cuando aprendes a canalizar tu conducta y el comportamiento de tus pacientes alcanzas el éxito tanto profesional como personal.
Ahora quiero compartir contigo una serie de consejos y recomendaciones que estoy segura te ayudarán a fortalecer tu relación emocional contigo mismo y con tus pacientes.
Acompáñame a conocer por qué es importante la gestión emocional en odontología.
Adelante.
El dentista como gestor de emociones.
Estudiar y comprender las emociones (de uno mismo y de los demás) es un trabajo complejo.
Y esto lo digo porque todos tenemos momentos buenos, y otros que no lo son tanto.
Como profesionales, nuestra misión es aprender a canalizar nuestra conducta.
Pero aún hay algo más.
Es importante que comprendas que cuando hablo del manejo de las emociones no me refiero solamente a cómo atiendes al paciente, sino de tu capacidad de liderazgo con tu equipo de trabajo.
Necesitas ser un buen líder y establecer estrategias para saber cómo motivar a tu equipo de manera individual.
Si cada una de las personas que te rodean se sienten identificadas con tu visión, trabajarán unidas, con armonía y pasión.
Y el primer paso para ello es compartir los mismos valores.
Durante la carrera de odontología nos enseñan numerosas técnicas.
Invertimos horas y horas en leer libros y realizar innumerables prácticas para lograr conocimientos sólidos dentro de nuestra profesión.
Pero, ¿has pensado si en tu formación como odontólogo te enseñaron a conectar con tus pacientes por medio de las emociones?
Esta pregunta es fundamental para todos los profesionales que trabajamos en el ámbito de la salud.
Muchas veces se nos olvida que trabajamos para el servicio de otras personas que buscan en su odontólogo la ayuda que necesitan para sentirse mejor.
La relación médico-paciente es fundamental, pero lo más importante es que este nexo sea espontáneo y sincero.
¿Cómo actuar emocionalmente con tus pacientes?
No basta con que seas conocedor de complejas técnicas odontológicas.
Necesitas algo más para «conectar» con tus pacientes.
Ten en cuenta que:
Toda aceptación de presupuesto es, ante todo, una decisión emocional.
Por lo tanto, la inteligencia emocional es fundamental para tu éxito.
A menudo, dentistas con alto coeficiente intelectual y técnicamente excelentes parecen estar en un viaje sin fin para elevar su competencia técnica.
Pero algunos terminan frustrados, a veces incluso deprimidos, ya que encuentran innumerables problemas recurrentes de liderazgo.
Además, no importa cuánto aprendan, no pueden lograr que la mayoría de los pacientes elijan sus servicios.
Al mismo tiempo, hay odontólogos bien entrenados con una capacitación técnica más limitada, que tienen clínicas de éxito y pacientes que desean los tratamientos que les ofrecen.
¿Dónde está la diferencia?
Lo habrás adivinado: es la inteligencia emocional.
Piensa por un momento.
¿Visitarías a alguien que casi siempre está tenso? ¿O que se muestra inseguro?
¿Decidirías tratarte con un doctor al que no comprendes cuando te habla? ¿O que sientes que no te escucha?
¿Elegirías a un profesional que no te genera confianza?
Seguramente no, y esto mismo les sucede a tus pacientes.
Te diré algo más.
Algunas de las empresas más importantes a escala mundial como Coca-Cola, Starbucks, Disney y Google tienen éxito, no sólo porque sus productos son de excelente calidad, sino porque han sabido ganarse la atención de los clientes a través de las emociones.
La clave para mantener una gestión emocional efectiva es saber comunicar de manera emocional y ser empático.
¿Cómo lograrlo?
Sigue estas recomendaciones…
5 ejercicios prácticos para una mejor gestión emocional en odontología.
Te recomiendo poner en práctica estos 5 ejercicios para fortalecer la gestión de las emociones en tu clínica dental:
- Mira a tu paciente a los ojos con confianza y seguridad.
- Deja a un lado tus miedos, problemas y preocupaciones personales y concéntrate en lo que tu paciente quiere decirte.
- Escúchale con atención y muéstrale que te preocupa sinceramente.
- Explica a tu paciente el por qué de su dolor y las técnicas que aplicarás para ayudarle.
- Trabaja sus emociones. Para ello puedes valerte de herramientas de comunicación como el humor, las anécdotas o las vivencias. De esta manera, el paciente se sentirá cómodo y en confianza.
Ser un odontólogo de éxito implica tener excelentes conocimientos científicos y técnicos, pero también trabajar con inteligencia tus emociones.
Un paciente fiel regresa, no solamente porque su doctor ha solucionado su problema bucal, sino porque además se siente comprendido y en confianza con su odontólogo.
La inteligencia emocional en la clínica dental.
A principios de los ochenta nació un concepto que daba respuesta a una cuestión hasta entonces inexplicable.
¿Qué provocaba que determinados ejecutivos formados en Universidades de prestigio y alto coeficiente intelectual tuvieran unas carreras estelares, y otros no alcanzaran la cima de los negocios?
David McClelland, Daniel Goleman y Robert Cooper descubrieron que había un elemento en la ecualización tan importante como el coeficiente intelectual.
Se trata de la denominada inteligencia emocional.
Los estudios de investigación realizados sobre unas 2.800 estrellas de Harvard y Rutgers muestran que el 75% del éxito de los alumnos de alto rendimiento proviene de la inteligencia emocional (IE), mientras que el 25% proviene de la competencia técnica necesaria.
«La inteligencia emocional se define como nuestra capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, para motivarnos a nosotros mismos, para manejar bien las emociones en nosotros y en nuestras relaciones».
La inteligencia emocional implica cuatro dominios clave: autoconocimiento, autogestión, conciencia social y gestión de relaciones.
Pero, ¿en qué se traducen estos 4 pilares de la inteligencia emocional? Incluyen lo siguiente:
- Conocer tus propios sentimientos y emplearlos para tomar decisiones en tu vida con las que te sientas bien.
- Manejar tu vida emocional sin ser «secuestrado» por ella.
- Persistir frente a los contratiempos mientras canalizas tus impulsos para perseguir tus objetivos.
- Leer las emociones de los demás sin que tengan que decirte lo que sienten (empatía).
- Gestionar los sentimientos en tus relaciones profesionales y personales con habilidad y armonía.
Daniel Goleman dice que: «Carreras como la ingeniería, el derecho o la medicina, donde la selección profesional se centra en las habilidades intelectuales, la inteligencia emocional tiene mucho más peso que el coeficiente intelectual para determinar quién emerge como líder».
Y es que el clima emocional que proyectas como profesional causa una percepción de seguridad y confianza en tus pacientes.
De ello dependerá que el paciente acepte las recomendaciones y el tratamiento que le indicas.
La inteligencia emocional es un concepto de vital importancia para tu formación como odontólogo.
Pero lamentablemente no todos los profesionales saben ponerlo en práctica.
Todos tenemos problemas y dificultades.
En muchos casos afrontarás problemas personales, con tu equipo y con tus pacientes.
La inteligencia emocional te ayudará a gestionar el agobio, el estrés y la tensión en todas las áreas de tu vida.
Si nos ceñimos a tu faceta profesional, aprender a manejarla te permitirá desarrollar una relación sólida con tus pacientes.
¿Cómo empezar a gestionar las emociones?
1. Reconoce tus propias emociones.
¿Eres capaz de detectar cuándo estás molesto y qué es lo que te molesta?
Si no reconoces que estás molesto, puedes proyectarlo a tu paciente.
Si has tenido una mala interacción con alguien, ¿lo trasladas a la siguiente persona que ves?
¿Te pones nervioso cuando tienes que presentarle un caso complejo a tu paciente?
¿Se te nota? ¿Te lo nota?
La autoidentificación de lo que te afecta es esencial para lograr tu máximo rendimiento.
2. Autocontrol emocional.
¿Cómo reaccionas ante un imprevisto? ¿Y ante una urgencia?
¿Te molesta cuando alguien rechaza tu plan de tratamiento?
¿Puedes controlar cómo reaccionas a los estímulos negativos?
Ten en cuenta que puedes perder instantáneamente a un paciente con una mirada de reojo, un microgesto facial o alguna señal física que le suscite desconfianza.
3. Motivación y persistencia.
¿Te sientes motivado para seguir adelante aunque las cosas no salgan como tú quieres a la primera?
¿Persistirás con tu proyecto/formación/clínica hasta que logres tus objetivos?
¿Cuál es tu motivación principal?
¿Cuál es la respuesta a “por qué” eres dentista?
En este último punto, te recomiendo el vídeo de Simon Sinek en TED Talks sobre «The Big Why».
4. Maneja con éxito las relaciones.
Esta es una combinación complicada de habilidades y actitudes que te conducirán al éxito o al fracaso, a un rendimiento de alto nivel o a la mediocridad.
La buena noticia es que la investigación ha demostrado con una precisión sin precedentes que, a diferencia del coeficiente intelectual con el que naces, todos podemos mejorar nuestra inteligencia emocional con estudio y entrenamiento.
Una herramienta que puedes utilizar en tus interacciones con los demás tiene que ver con los estilos de personalidad.
Si identificas tus propias preferencias en tus interacciones con otras personas, comprenderás por qué decides actuar de un modo u otro.
Si a eso le sumas algunas habilidades para identificar las tendencias y preferencias de otros, encontrarás el modo para enfocarte en ellas al hablarle a tu paciente sobre su necesidad de tratamiento o el problema de salud por el que acude a consulta.
Es importante entender que tu paciente no eres tú.
¿Y eso qué quiere decir?
Pues que es posible que tu paciente no responda del mismo modo que lo harías tú ante una misma situación.
Por eso, aquello de «tratamos a nuestros pacientes como nos gustaría que nos tratasen a nosotros» es muy loable en cuanto a su buena intención, pero no siempre funciona.
Se estima que el 75% de las personas prefieren que les trates de una manera diferente a como tú elegirías ser tratado, y esto puede estar en conflicto con tu forma habitual de hacer las cosas.
La idea es establecer una relación armoniosa entre paciente y doctor.
Ten en cuenta que tal vez su relación contigo no dependerá de una sola consulta.
Muchas veces necesitará mantener una relación profesional por mucho más tiempo y, por lo tanto, de tu actitud como profesional dependerá tu éxito.
Cuando un paciente entra a tu consulta con una actitud negativa, debes tratar de cambiar esa postura y lograr que ese paciente cambie su forma de pensar.
Quizás puedes pensar que este es un trabajo para psicólogos, pero no es así.
Un odontólogo debe ser un profesional integral, capaz de comprender, utilizar y manejar las emociones.
Si pones en práctica las recomendaciones que te estoy comentando, notarás el cambio.
Y cada vez llegarán más pacientes a tu clínica.
Porque cuando un paciente se siente satisfecho, cómodo y conforme con tus servicios, se lo dirá a otras personas.
Como sabes, esta es una de las estrategias más efectivas que puedes emplear para aumentar las ventas en tu clínica.
Beneficios de una experiencia emocional positiva para un odontólogo.
En la década de los setenta, el Dr. Bob Barkley escribió sobre el «co-diagnóstico».
El co-diagnóstico consiste en crear una relación con tu paciente, ganarte su confianza y, juntos, llegar a una decisión consensuada sobre cuál era la mejor solución dental a largo plazo.
Esa relación basada en la confianza encuentra sus bases en la inteligencia emocional.
Y, una vez has conseguido una gestión emocional más sólida como dentista, lograrás:
- Fidelizar a tu paciente con tus servicios.
- Motivar a todas las personas que trabajan contigo en la clínica dental.
- Encontrar una solución más rápida y oportuna a los problemas.
- Minimizar el estrés.
- Aprender a manejar la vulnerabilidad emocional de los pacientes.
El odontólogo es un profesional que, además de garantizar la salud de los pacientes, puede cambiar sus vidas.
Plantéate nuevos objetivos, trabaja en fortalecer tu inteligencia emocional y verás los nuevos resultados en 2019.
Si lo que te he contado sobre gestión emocional en odontología te ha gustado, esto es solo el comienzo, porque tengo nuevos posts cada mes para ti.