La clínica dental de hoy, es mucho más que un centro dedicado al cuidado de la salud bucal del paciente.
La clínica dental de hoy, es un negocio repleto de complejidades.
Un negocio que se desmorona sin el liderazgo adecuado.
Marketing dental, administración, selección de personal, atención al paciente, resolución de conflictos… ¡son tantas las áreas que forman parte del día a día del odontólogo!
Y todas estas áreas requieren dedicación, cohesión, y sobre todo liderazgo.
Liderazgo que tiene que venir, ni más ni menos, que de ti: el director/odontólogo.
Sí, es cierto que algunos de los roles los vas a poder delegar.
Pero tú eres quien aporta la cohesión y el ritmo de la clínica.
Si actúas como líder, ante ti mism@, ante los miembros de tu equipo, y ante tus pacientes, la clínica triunfará.
Pero si te limitas a actuar como «jefe», te va a resultar mucho más difícil conseguir tus objetivos.
Encuentra las 7 diferencias entre actuar como jefe y ser un buen líder.
Las diferencias son muchas más, pero, para que te hagas a la idea, y empieces a hacer un poco de auto reflexión, te enumero algunas:
El Jefe:
- Considera la autoridad como un privilegio de mando.
- Inspira miedo.
- Sabe cómo se hacen las cosas.
- Te dice “¡ve!”.
- Maneja a las personas como fichas (de hecho, suele decir que «nadie es imprescindible»).
- Llega a tiempo.
- Asigna las tareas.
El Líder:
- Considera la autoridad un privilegio de servicio.
- Inspira confianza.
- Enseña cómo hacer las cosas.
- Te dice, «¡vamos!».
- Reconoce la importancia de las personas.
- Llega antes.
- Da ejemplo.
¿Con qué papel te identificas?
¿Con el jefe?
Entonces, habrá que implementar algunos cambios.
Porque si queremos que en tu clínica se respire un ambiente feliz que el paciente perciba al llamar o al entrar por la puerta, tenemos que convertirte en un líder.
No te preocupes, seguro que tienes todas las aptitudes y actitudes necesarias para ser un líder excelente.
Sólo tenemos que encontrar unas pautas claras para que el líder que llevas dentro se imponga a tu jefe interior.
Las 7 claves que te ayudarán a eliminar al jefe y desarrollar el líder en ti.
1. Dedícale tiempo a tu equipo.
Perdona, matizo.
No le dediques tiempo: dedícale tiempo de calidad.
Es importantísimo que les escuches activamente, colabores y te relaciones con cada uno de los miembros de tu equipo.
Así que, hazte a la idea de que una buena parte de tu jornada laboral tendrá que estar dedicada a asegurarte de que tu equipo funcione, y sobre todo, que funcione feliz.
Porque si lo consigues, no sólo conseguirás que esa felicidad se traduzca en productividad, sino que conseguirás también que el buen clima se transmita a tus pacientes.
Y esa es la base del éxito de una clínica dental.
2. Establece protocolos y sistemas de trabajo.
Y cuando tengas claros todos los procesos que quieres que se sigan en tu clínica, compártelos con tu equipo.
Explica el por qué y el cómo.
Distribuye tareas y deja muy claro qué es lo que esperas de cada persona, porque si esa persona no tiene un rumbo definido, se sentirá perdida.
Deja muy claro a cada persona de tu equipo cuáles son sus funciones, donde empiezan sus tareas y acaban las del compañero, en qué áreas esperas proactividad y qué aspectos requieren de tu supervisión directa.
Analiza y evalúa los procesos continuamente, haciendo comentarios positivos y, reconociendo el progreso.
Recomienda cualquier mejora e identifica los pasos a seguir para terminar esta implementación.
Plantea esas opciones de mejora de manera mensual, trimestral o semestral, dependiendo del proceso.
3. Transmite correctamente la visión de tu clínica.
¿Tienes clara la filosofía de tu clínica? ¿Tus valores? ¿Tu visión? ¿Tu misión?
Pues es importante que los tengas.
La misión responde a la pregunta: “¿cuál es nuestra razón de ser?”, mientras que la visión responde a la pregunta: “¿qué queremos llegar a ser?”
Es decir, imagínate como sería tu clínica en un futuro no muy lejano:
- ¿Cómo seremos en el futuro?
- ¿Qué aspecto tendrá mi clínica?
- ¿Por qué se la reconocerá?
- ¿Qué imagen proyectará?
- ¿Qué actividades desarrollará?
- ¿Cuáles serán los principales servicios que ofreceremos?
- ¿Quiénes trabajarán en la empresa?
- ¿Cuáles serán los valores, actitudes y claves de la empresa?
- ¿Cómo hablarán de la empresa los pacientes, los trabajadores y la gente en general que tenga relación con ella?
Cuanto más concreto seas, mayores serán tus posibilidades de convertir esa visión en realidad.
Piensa que la visión no sólo te va a proporcionar orientación a largo plazo, sino que también te va a dar la inspiración y la energía necesarias para seguir adelante cuando paséis por un mal momento (y desafortunadamente, va a verlos).
Como líder, tú tienes que usar esa visión para motivar a tu equipo y darles a entender que si se adaptan los objetivos y los protocolos, la visión se puede convertir en realidad.
4. Demuestra la importancia de cada miembro del equipo para el funcionamiento de la clínica.
Trata de transmitir la idea de que cada persona del equipo es igual de importante a la hora de que todo funcione correctamente.
Si tú, que eres el líder, demuestras al grupo la importancia de un puesto, esa persona no necesitará luchar para ser reconocida por sus compañeros, incluso si su trabajo tiene menor remuneración y categoría profesional, y conseguirás, así, motivar a todos.
5. Cuida a los nuevos miembros de tu equipo.
Cuando un equipo ya está formado y funciona, es fácil que te olvides de lo importante que es tu participación en la integración de una persona nueva.
Pero, imagina la diferencia que para esa persona representaría tener al líder del equipo, haciendo todo lo posible por formarla, integrarla, y motivarla.
Sí, puede que te dé pereza, pero piensa que ese esfuerzo es una inversión.
La persona que llega se integrará más rápidamente, estará más motivada, tendrá menos estrés y una actitud más positiva si tú, y el resto de tu equipo, le facilitáis “la inmersión”.
6. Mantén a tu equipo constantemente motivado.
¿Es tan necesario estar siempre pensando en motivar a todo el mundo?
Pues sí, porque cuanto más les cuides, mejor te responderán.
Cuanto más partícipes les hagas de las decisiones, más se involucrarán.
Cuanto mayor sea tu auto-liderazgo, menos “bajones” tendrán el rendimiento y el clima laboral de tu equipo.
¿Cómo les mantiene motivados un líder?
- Reforzando positivamente: siempre que se produzca un comportamiento deseable. Hay muchas maneras de reforzar: de forma material, con privilegios, socialmente…
- Delega. Es una manera de comunicar que estás convencido de que las cosas van a ir bien “dejando hacer” a otros. De esa forma se potencia la iniciativa y se crean condiciones favorables para que exista la motivación.
- Facilita feedback. Diles cómo lo han hecho. De esa forma, sabrán si los están haciendo bien y deben seguir así, o bien si deben cambiar de comportamiento. Para que sea efectivo es importante que se ofrezca inmediatamente, de forma periódica, con tono neutro y descriptivo.
- Disminuye el nivel y la frecuencia de controles. Conforme aumente el nivel de responsabilidad de la persona, debes reducir el nivel y la frecuencia de los controles.
- Potencia la autoestima. Ayuda a reconocer las virtudes de las personas de tu equipo, resaltando las más significativas y estimula su capacidad de pensamiento para fomentar la iniciativa y la creatividad.
- Permite el acceso a la información. Facilita la comprensión de las causas y las razones de una actuación concreta.
7. Cuida tu tiempo, cuídate a ti.
Para poder dedicarle todo ese tiempo que exige el liderazgo a tu equipo y a tus pacientes, tienes que empezar por “liderarte” a ti mismo.
¿Cómo?
Analiza regularmente la organización de tu trabajo y de tu tiempo.
Te recomiendo que compruebes a qué dedicas tu tiempo y cómo te organizas, anotando durante una semana completa y cada 15 minutos, qué estás haciendo.
Es arduo, pero da mucha información sobre la gestión de tu tiempo y la prioridad que le das a tus tareas.
Es importante también que tomes tiempo para ti mismo.
Desarróllate, disfruta, vive.
Realiza tiempos de descanso en tu trabajo.
Haz todos los días algo que realmente te guste hacer.
Dedica tiempo a lo verdaderamente importante en tu vida.
Y, sobre todo, piensa en que la vida está para disfrutarla en primera persona.
Sí, incluso cuando eres un líder.
Porque el líder, antes de cuidar a todos los que le rodean, tiene que empezar por cuidarse a sí mismo.
El líder tiene que motivar con su ejemplo.
¿Preparado/a para liderar? Seguro que sí.