¿Prevenir las contracturas?
Lo sé, lo sé, me vas a culpar de dar consejos de salud a un profesional como tú.
No es esa mi intención.
No vengo a darte «lecciones» sobre un tema que dominas perfectamente.
Pero, si te pregunto cuántas veces se te olvida hidratarte correctamente durante el día, o cuántos días sigues trabajando, incluso cuando ese dolor de espalda o de cuello te lo pone difícil, ¿levantarías la mano?
Estoy segura de que sí.
Cómo afecta tu trabajo a tu musculatura.
Tu trabajo como odontólogo tiende a causar desequilibrios esqueleto musculares específicos de la profesión.
Como bien sabes (y seguramente sufres), la realización de tratamientos dentales requiere mucha resistencia por parte de los músculos estabilizadores de la escápula (especialmente el trapecio medio e inferior).
Desafortunadamente, estos músculos tienden a fatigarse rápidamente en posturas en las que los brazos están elevados.
Al fatigarse estos músculos, otros (el trapecio superior, el elevador de la escápula y los romboides superiores) intentan compensar, y acaban trabajando más de lo que deberían.
Este desequilibrio muscular puede provocar el síndrome de tensión del cuello, un trastorno diagnosticado con frecuencia entre los dentistas.
Los síntomas incluyen dolor, sensibilidad y rigidez en el cuello, así como en la musculatura del hombro, con un tipo de dolor que se extiende entre los omóplatos o en el occipucio.
Por eso, aunque sé que dominas este tema igual o más que yo, el objetivo de este artículo es recordarte que tu salud es muy importante y cómo puedes prevenir las contracturas fácilmente.
¿Cómo puedes mantenerte en Top Form y prevenir las contracturas que te impiden trabajar?
No lo olvides.
Si el odontólogo no rinde al 100%, la clínica y su equipo dejan de ser productivos.
Y si la clínica no es productiva y decae el rendimiento, el paciente lo nota.
Y eso no te lo puedes permitir.
Así que tu salud por encima de todo.
Estas 4 recomendaciones te ayudará a prevenir las contracturas más habituales.
1. Haz ejercicio con frecuencia.
Esto también lo sabes.
¿Lo practicas? No.
No tengo tiempo, Ros. Tengo mucho trabajo, compromisos sociales, familiares, la clínica… No doy para más.
Lo sé, pero primero estás tú.
Se trata de 20 minutos de ejercicio aeróbico 4 ó 5 veces por semana.
¿De dónde los sacas?
Pues de la hora de comer, o del rato que te pasas en el coche y que podrías evitar si caminaras a la clínica, por ejemplo.
Oblígate a encontrar esa media hora al día, y notarás la diferencia.
2. Entrena los músculos afectados.
Para evitar las contracturas en los músculos afectados, por el desequilibrio que resulta de tu trabajo, es importante que hagas ejercicios para fortalecerlos tres veces a la semana.
Sí, otra sesión de ejercicio.
Ambas son importantes, y te recomendaría que las alternaras cada día.
En este caso, son ejercicios de poca resistencia y muchas repeticiones (15-20 repeticiones).
Generalmente, una cinta elástica es suficiente para ejercitar los músculos de los hombros, y una pelota de ejercicio, la aliada ideal para fortalecer los músculos abdominales.
3. Yoga | Pilates | Estiramientos.
Si puedes, practica cada día, aunque sean 10 minutos por la mañana y 10 minutos por la tarde.
Y si no eres fan de la esterilla de yoga ni del incienso, te sirve hacer estiramientos en la propia clínica, enfocados a estirar los músculos del cuello, de los hombros, de los brazos e incluso de las manos.
De hecho, esta actividad es una excelente manera de fomentar el espíritu de equipo.
¿Qué te parece si contratas a un profesional que acuda a la clínica para ayudarte con este tema a ti y al resto de compañeros?
De esa forma, podréis prevenir las contracturas en equipo.
4. No te olvides del agua.
A riesgo de repetir lo obvio demasiadas veces, insisto en que es importante que te mantengas hidratado.
Fuérzate a beber agua por la mañana, antes de tratar a cada paciente, y a la hora de comer y cenar.
Si se te olvida, impón una política para recordarte la importancia del H2O.
¿Me lo prometes?
¿Te vas a cuidar?
Recuerda: si no funcionas al 100%, tu productividad decae, y con ella tus ingresos.
Empieza a prevenir las contracturas hoy, y disfruta de buena salud mañana.
*Si crees que este post puede ayudar a otros compañeros médicos u odontólogos, compártelo. Entre todos podemos mejorar la atención a nuestros pacientes.